El modo en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos afecta en forma decisiva todos los aspectos de nuestra experiencia, desde la manera en que funcionamos en el trabajo, el amor o el sexo, hasta nuestro proceder como padres y las posibilidades que tenemos de progresar en la vida.
Nuestras respuestas ante los contecimientos dependen de quién y qué pensamos que somos.
Por lo tanto, la autoestima es la clave del éxito o del fracaso.
De todos los juicios a que nos sometemos, ninguno es tan importante como el nuestro propio.
La AUTOESTIMA tiene dos componentes:
-Sentimiento dec apacidad personal.
- Sentimiento de valÃa personal.
En otras palabras, la autoestima es la suma de la confianza y el respeto por uno mismo.
Tener una alta autoestima es sentirse confiadamente apto para la vida, es decir,
capaz y valioso.
Tener una baja autoestima es sentirse inútil para la vida; errado, no con respecto a tal o cual asunto, sino equivocado
como persona.
Tener un término medio de autoestima es fluctuar entre sentirse apto e inútil, acertado y equivocado como persona, y manifestar estas incoherencias en la conducta (actuar a veces con sensatez, a veces tontamente), reforzando, asÃ, la inseguridad.
La capacidad de desarrollar una confianza y un respeto saludables por nosotros
mismos es inherente a nuestra naturaleza.
Idealmente, todo el mundo
deberÃa disfrutar de un alto nivel de autoestima, experimentando tanto una fe intelectual en sà mismo como una fuerte sensación de que merecemos ser felices.
Numerosas personas padecen sentimientos de inutilidad, inseguridad, dudas sobre si mismas,
culpa y miedo a participar plenamente en la vida, una vaga sensación de que "lo que soy no es suficiente". No siempre estos sentimientos se reconocen y admiten con facilidad, pero ahà están.
Tal vez no podamos jamás estar satisfechos con nosotros mismos.
Sin embargo, la autoestima es siempre una cuestión de grado. Nunca he conocido
a nadie que careciera por completo de autoestima positiva, ni tampoco he conocido a nadie que no fuera capaz de desarrollar su autoestima.
Desarrollar la autoestima es desarrollar la convicción de que uno es competente
para vivir y merece la felicidad, y por lo tanto enfrentar a la vida con mayor confianza, benevolencia y optimismo, lo cual nos ayuda a alcanzar nuestras metas y experimentar la plenitud.
Desarrollar la autoestima es ampliar nuestra capacidad de ser felices.
Si comprendemos esto, podemos apreciar que el hecho de cultivar la autoestima
Cuanto más alta sea nuestra autoestima, mejor preparados estaremos para
afrontar las adversidades; cuanto más flexibles seamos, más resistiremos las presiones que nos hacen sucumbir a la desesperación o a la derrota.
Cuanto más alta sea nuestra autoestima, más posibilidades tendremos de ser
creativos en nuestro trabajo.
Cuanto más alta sea nuestra autoestima, más posibilidades tendremos de
entablar relaciones enriquecedoras y no destructivas, ya que lo semejante se atrae entre sÃ, salud llama a la salud, y la vitalidad y la generosidad de ánimo son más apetecibles que el vacÃo afectivo y la tendencia a aprovecharse de los demás.
Cuanto más alta sea nuestra estima, más inclinados estaremos a tratar a los
demás con respeto, benevolencia y buena voluntad, ya que no los percibiremos como amenaza, y porque el respeto por uno mismo es la base del respeto por los demás.
Cuanto más alta sea nuestra estima, más alegrÃa experimentaremos por el solo
hecho de ser, de despertarnos por la mañana, de vivir dentro de nuestros cuerpos.
La autoestima, en cualquier nivel, es una experiencia Ãntima; reside en el núcleo
de nuestro ser. Es lo que yo pienso y siento sobre mi mismo, no lo que otros piensan o sienten sobre mÃ.
En nuestros primeros años de vida nuestras propias elecciones y decisiones desempeñan un papel crucial en el nivel de autoestima que a la larga desarrollemos, y de todos modos, cualquiera que haya sido nuestra educación, como adultos la cuestión está en nuestras manos.
Nadie puede respirar por nosotros, nadie puede pensar por nosotros, nadie
puede imponernos la fe y el amor por nosotros mismos.
Puedo ser amado por mi familia, mi pareja y mis amigos, pero no amarme a mÃ
mismo.
Asà como el aplauso de los otros no genera nuestra autoestima, tampoco lo hacen
el conocimiento, ni la destreza, ni las posesiones materiales, ni el matrimonio, ni la paternidad o maternidad, ni las obras de beneficencia, ni las conquistas sexuales, ni las cirugÃas estéticas.
A veces estas cosas pueden hacernos sentir mejor con respecto a nosotros mismos por un tiempo, o más cómodos en determinadas situaciones; pero comodidad no es autoestima.
Lo trágico es que la mayorÃa de las personas buscan la autoconfianza y el
autorrespeto en todas partes menos dentro de sà mismas, y por ello fracasan en su búsqueda.
Nos daremos cuenta de que, puesto que la búsqueda
es irracional, ese anhelo por "algo más" existirá siempre.
Cuando apreciamos la verdadera naturaleza de la autoestima, vemos que no es
competitiva ni comparativa.
La verdadera autoestima no se expresa por la autoglorificación a expensas de los
demás, o por el afán de ser superior a los otros o de rebajarlos para elevarse uno mismo.
La arrogancia, la jactancia y la sobrevaloración de nuestras capacidades reflejan más
bien una autoestima equivocada y no, como imaginan algunos, un exceso de autoestima.
El estado de una persona que no está en guerra ni consigo misma ni con los demás, es
una de las caracterÃsticas más significativas de una autoestima sana.
La importancia de una autoestima sana radica en que esa es la base de nuestra
capacidad para responder de manera activa y positiva a las oportunidades que se nos presentan en el trabajo, en el amor y en la diversión.
Además, es la base de esa serenidad de espÃritu que hace posible disfrutar de la vida.
Nathaniel Branden