El término esquizofrenia deriva de dos palabras griegas que significan «mente dividida» y fue acuñado en 1908 por el médico suizo Eugen Bleuler para describir la escisión de las funciones mentales, que es la característica central de la esquizofrenia. (Hay que observar que la escisión de las
funciones mentales de la esquizofrenia difiere de la personalidad dividida de las personas con trastornos de personalidad múltiple.)
Los pacientes esquizofrénicos son incapaces de filtrar los estímulos sensoriales y pueden tener percepciones aumentadas de sonidos, colores y otros datos de su entorno. La mayoría de los esquizofrénicos, si no se tratan, pierden gradualmente la capacidad de interactuar con otras personas y de atender a sus necesidades de cuidado personal.
Aunque la esquizofrenia fue descrita antes de Hipócrates (año 500 a.C.) es difícil de clasificar. Muchas personas prefieren el término esquizofrenias o trastornos esquizofrénicos a la palabra singular esquizofrenia, debido a la falta de acuerdo en su clasificación y a que existe la posibilidad de diferentes subtipos que pueden tener distintas causas.
Los trastornos esquizofrénicos son una tragedia social importante debido al gran número de personas afectadas y a la gravedad de su alteración. Se estima que las personas que sufren esquizofrenia ocupan el 50% de las camas hospitalarias en las unidades psiquiátricas y el 25% de todas las camas hospitalarias.
Diversos estudios indican que el 1% de la población mundial está afectado por esquizofrenia independientemente de la raza, la clase social, el nivel de educación o las influencias culturales (sin embargo, el resultado puede variar de una cultura a otra según el apoyo familiar del paciente). La mayoría de los pacientes son diagnosticados al final de la adolescencia o al principio de la tercera década de su vida, pero los síntomas de esquizofrenia pueden surgir en cualquier momento del ciclo vital.
La relación entre hombres y mujeres es de aproximadamente de 1,2 a 1. Los pacientes varones suelen padecer su primer episodio agudo hacia los 20 años, mientras que las pacientes femeninas suelen estar más cerca de los 30 cuando se diagnostican.
La esquizofrenia se observa raramente en niños preadolescentes, aunque se han descrito casos en niños de cinco o seis años. La esquizofrenia infantil está en el extremo superior del espectro de la gravedad y muestra una mayor diferencia por sexo. Afecta a uno o dos niños de cada 10.000 y la diferencia entre hombres y mujeres es de 2 a 1.
La evolución de la esquizofrenia en adultos puede dividirse en tres fases o estadios. En la fase aguda el paciente experimenta una franca pérdida de contacto con la realidad (episodio psicótico) que requiere intervención y tratamiento.
En la segunda fase de estabilización los síntomas psicóticos iniciales han sido controlados, pero el paciente tiene riesgo de recaídas si se interrumpe el tratamiento.
En la tercera fase de mantenimiento el paciente está relativamente estable y puede mantenerse así indefinidamente con medicamentos antipsicóticos. Sin embargo, incluso en la fase de mantenimiento, las recaídas no son raras, y los pacientes no siempre vuelven a estar bien por completo.
Recientemente, algunos psiquiatras han empezado a emplear una clasificación de la esquizofrenia basada en dos tipos principales. Las personas con el tipo I, o esquizofrenia positiva, experimentan un inicio rápido (agudo) de los síntomas y tienden a responder bien a los medicamentos. También suelen sufrir más síntomas positivos, como ilusiones y alucinaciones.
Las personas con la esquizofrenia de tipo II o negativa suelen describirse como mal adaptadas antes de que la esquizofrenia se manifieste completamente, de forma lenta. Tienen sobre todo síntomas negativos, como distan-ciamiento de los demás y disminución de las reacciones mentales y físicas (retraso psicomotor).
La cuarta edición (1994) del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IV) especifica que existen cinco subtipos de esquizofrenia:
Paranoide El signo clave de este tipo de esquizofrenia es la combinación de falsas creencias (ilusiones) y audición de voces (alucinaciones auditivas), con emociones y funcionamiento cognitivo prácticamente normales (las funciones cognitivas incluyen razonamiento, juicio y memoria). Las ilusiones de los esquizofrénicos paranoides suelen incluir pensamientos de persecución o de daño por parte de otros y opiniones exageradas sobre su propia importancia, pero también pueden manifestar sentimientos de celos o de religiosidad excesiva.
Las ilusiones se organizan siguiendo una estructura coherente. Los esquizofrénicos paranoides hacen una vida más normal que los otros subtipos, pero tienen riesgo de suicidio y de conducta violenta bajo la influencia de sus ilusiones.
Desorganizada La esquizofrenia desorganizada (anteriormente denominada esquizofrenia hebefrénica) está marcada por un lenguaje, un pensamiento y una conducta desorganizados, junto con respuestas emocionales planas o inapropiadas a una situación. El paciente puede actuar de una forma necia o se aisla socialmente hasta el extremo. La mayoría de los pacientes tienen estructuras de personalidad débiles antes de su episodio psicótico agudo inicial.
Catatónica La esquizofrenia catatónica se caracteriza por alteraciones del movimiento, que pueden incluir rigidez, estupor, agitación, posturas extrañas e imitaciones repetitivas de los movimientos o palabras de las demás personas. Estos pacientes corren el riesgo de malnutrición, agotamiento o autolesiones. Este subtipo es poco frecuente. La catatonía es un síntoma habitualmente asociado a trastornos del ánimo.
Indiferenciada Los pacientes de esta categoría tienen los síntomas característicos positivos y negativos de la esquizofrenia, pero no cumplen los criterios específicos de los subtipos paranoide, desorganizado o catatónico.
Residual Esta categoría se emplea para definir a los pacientes que han tenido al menos un episodio agudo de esquizofrenia, pero que actualmente no muestran síntomas psicóticos positivos importantes, como ilusiones o alucinaciones. Pueden tener síntomas negativos, como aislamiento de los demás, o formas leves de síntomas positivos, lo que indica que el trastorno no se ha resuelto totalmente.
Aunque existen remedios caseros y naturales para la esquizofrenia, son complementarios al tratamiento médico. A continuación algunos de ellos:
Remedios populares
Remedio para la esquizofrenia #1: Consumir 1 cápsula de aceite de pescado a diario ya que contiene ácidos grasos esenciales que ayudan al cerebro.
Remedio para la esquizofrenia #2 Verter 1 cucharada de raíz de ginseng lavada y picada en una taza de agua y hervir por 5 minutos. Dejar refrescar y colar. Tomar 2 tazas al día. Este remedio ayudar a equilibrar la mente y disminuir o mejorar los efectos secundarios de la medicación antipsicótica.
Remedio para la esquizofrenia #3 Hervir una taza de agua y una vez llegue a la ebullición, verter 1 cucharada de hojas de ginkgo biloba. Cubrir y dejar refrescar. Colar y tomar 2 tazas al día. Este remedio permite oxigenar mejor el cerebro para que realice mejor sus funciones.
Recomendaciones
Consumir a diario multivitaminas con elevado contenido en vitaminas del grupo B
Acudir a terapias de reducción del estrés como las terapias respiratorias y la terapia del movimiento (yoga, taichi y qigong), también son beneficiosas. Sin embargo, el cumplimiento a largo plazo con una pauta de medicamentos es crítico para controlar la enfermedad.