la piel, el órgano más grande del cuerpo y nuestra carta de presentación, sufre las condiciones climáticas de las estaciones del año. En nuestro país, por ejemplo, se presentan estas cuatro temporadas con climas muy particulares y propios. El frío del invierno, el viento del otoño, la sequedad de la primavera o el calor del verano tienen una influencia considerable en nuestra piel y causan un constante deterioro si no tomamos las precauciones necesarias ante estos agentes externos.
También, las características de la piel tienen una íntima relación con cada uno de nosotros: nuestra alimentación, tipo de vida, situación hormonal, tipo de trabajo que realizamos y antecedentes personales y familiares, entre otras cosas, demarcan sus características y especificidades.
Por eso se habla de factores intrínsecos y extrínsecos que condicionan el tipo de piel a lo largo de los años.
Los factores internos son:
* La raza (las pieles más claras tienen mayor sensibilidad a las radiaciones UV y a los efectos negativos de éstas).
* El sexo.
* La edad.
Los factores externos, por su parte,son los que se relacionan con el medio externo y modifican las características de la piel.
La humedad (que al modificarse en el ambiente en ocasiones no puede ser balanceada por los mecanismos normales) y el viento seco que la deshidrata provocando prurito, son agentes que la afectan mucho. Se debe tener en cuenta, también, que el viento transporta impurezas que pueden ocasionar traumatismos excoriaciones o irritaciones.
El frío húmedo produce enrojecimiento mientras que el frío seco suele ocasionar desecamientos con fisuras y la torna áspera al tacto.
En cuanto al cuidado de la piel se debe tener en cuenta que los tres pasos fundamentales que hay que seguir son: higiene,tonificación e hidratación. Para ello, debemos utilizar los productos adecuados a cada tipo de piel
Los efectos del invierno en la piel
En esta época del año, las personas con piel sensible suelen presentar enrojecimiento, descamación, prurito o ardor.
La hidratación debe realizarse, en estos casos, en toda la superficie (desde la planta de los pies hasta la cara) con cremas o emulsiones especialmente adecuadas para cada tipo de piel y a la localización. Las cremas para la cara, por ejemplo, pueden ser diferentes a las cremas para el resto del cuerpo. prefiere las cremas naturales organicas evita las cremas con parabenos y dimeticonas que tapan el poro
Cuidar el rostro
La higiene tiene como objetivo eliminar los contaminantes y los gérmenes adheridos a la piel a lo largo del día. La tonificación mejora la capacidad elástica y reactiva de la piel y la hidratación debe realizarse con el producto adecuado al tipo de piel, ya sean emulsiones o cremas.
Por último, no debemos olvidar que es imprescindible el uso de protector solar(factor 30 o mayor) en zonas expuestas, cara, cuello y manos durante todo el año. busca un protector biodegradable sin quimicos, Esta es la mejor manera de prevenir tanto el fotoenvejecimento como la aparición de lesiones malignas.