SECTAS y Trastornos Mentales…
La experiencia sectaria determina la aparición de distintos trastornos mentales descritos por distintos profesionales de la salud mental, desde los inicios de la identificación del fenómeno sectario. Las sectas destructivas son grupos generadores de trastornos de la personalidad.
Se producen alteraciones psicopatológicas como consecuencia del sometimiento a las 'Técnicas de Persuasión Coercitiva' por un término prolongado de tiempo. Existe evidencia empírica que demuestra el efecto que produce la aplicación de las técnicas de persuasión coercitiva en la conducta de los individuos. Las técnicas de persuasión coercitiva que utiliza el líder sectario cumplen la finalidad de sugestionarles y controlarles mentalmente. El líder utiliza técnicas persuasivas, de condicionamiento clásico, asociando ideas, creencias y analogías, unas ciertas con otras irreales para llevarles a concluir falsas creencias; reforzadas por la inducción intencional de miedos y 'delirios'. Por medio de creencias fantásticas el líder induce en sus adeptos su objetivo: ‘reacciones específicas según su conveniencia’; o sea, que produce en ellos una visión del mundo completamente alterada y fabricada. Los adeptos defenderán sus creencias e interpretación de la realidad como únicas y absolutas; descartando totalmente cualquier argumento o posibilidad contraria a la de elllos. No comprenderán argumentos e inclusive rechazan cualquier prueba existente en sentido contrario; puesto que hacerlo resulta ser para ellos doloroso; les hace sentir inseguros y culpables.
Las sectas más peligrosas, las destructivas de la personalidad, mantienen a sus adeptos sumergidos constantemente en una batalla mental interna en contra de la razón. Para modificar la conducta de los adeptos, el líder utiliza la 'desensibilización sistemática' hacia el dolor, el sacrificio, pudor y moral, asociando tales estímulos con actividades altamente emotivas, euforia ante la victoria y éxito de la secta en sus encomiendas y/o con ambientes místicos, música sacra, velas y penumbra, oraciones, representaciones de sabiduría y/o divinidad. Igualmente se vale también de la imaginación emotiva, valiéndose de historias, moralejas manipuladas y meditaciones para inducir creencias y sentimientos, anécdotas de conversiones, milagros y contactos con espíritus o divinidades. Otra técnica persuasiva de la cual se vale es la del aprendizaje por imitación. Técnicas coercitivas son las que persiguen la modificación de conducta de los adeptos por medio de diversos métodos tales como el castigo, la enajenación, actividades y ejercicios obligatorios, terror, miedo y vivencias irreales de enfrentamientos ante el mundo enemigo que induzcan desconfianza y/o desprecio, hipnosis y meditaciones para inducir trances extáticos (percepción alterada y disminuye la sensibilidad y movilidad corporal; disociación mental con las sensaciones corporales; éxtasis) o alucinatorios e induciendo intencionales sentimientos de culpa.
Existe una vía diagnóstica reconocida donde se han especificado una serie de trastornos de personalidad que desarrollan las personas que pasan por una experiencia “sectaria”.
Las personas que desarrollan estos trastornos no son por lo general personas con patologías previo a su incorporación al grupo sectario. La Asociación Americana de Psiquiatría reconoce los trastornos de personalidad que suelen desarrollar las personas que han estado expuestas a las técnicas de persuasión coercitiva por un período prolongado de tiempo. Los trastornos que se desarrollan como consecuencia de la estancia y pertenencia a estos grupos totalitarios o sectas se han clasificado según el Síndrome de Adoctrinamiento Sectario (el cual incluye como otro de sus síntomas, la reacción psíquica que se manifiesta en rehenes atrapados bajo el control de un secuestrador y recibe el nombre de Síndrome de Estocolmo, acuñado por el criminólogo y psicólogo Nils Bejerot, colaborador de la policía durante un secuestro; la misma reacción se manifiesta en adeptos sometidos bajo intimidación y atrapados mentalmente, bajo el control de un líder sectario) y el Síndrome Post-Sectario.
Estos síndromes incluyen una serie de Trastornos de Personalidad que están reconocidos y clasificados dentro del (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría). Trastornos a los que hacemos referencia dentro de esta página son los siguientes: Psicosis Reactiva Esquizoafectiva, Trastornos Disociativos, Trastornos Adaptativos, Trastorno Psicótico Compartido, Trastorno de la Personalidad por Dependencia, Trastornos de Ansiedad, Trastorno por Estrés Postraumático, Trastorno Post-Grupo, Trastornos del Estado de Animo (Depresivo Mayor Unico y Depresivo Mayor Recidivante) y y las Reacciones Misceláneas.
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No informar a nuestros ciudadanos sobre el peligro que representan estos grupos para su estabilidad emocional y psicológica provoca su exposición al peligro y a la desprotección, abandonándolos a posibles consecuencias fatales. Los peligros pueden llegar a extremos tales como la paranoia, la mutilación y finalmente el suicidio.
SINDROME DE ADOCTRINAMIENTO SECTARIO
Los síntomas que desarrollan los adeptos durante su estancia en las sectas dan lugar a lo que se ha definido como el "Síndrome de Adoctrinamiento Sectario". Se observa, sobre todo una radical transformación de la personalidad acompañada por una serie de síntomas y caracterizada, en buena medida, por una disociación entre la personalidad previa y la implantada por el grupo. Las siguientes cualidades son las más observadas en los casos que padecen el síndrome:
Presencia de “estados alterados de conciencia” (las operaciones del ‘Proceso de Internalización Cognitiva’ quedan alteradas, afectando la percepción acerca de lo que es bueno y malo para uno mismo y para los demás) manifestado a través de:
Un repentino y drástico cambio o alteración en sus sistemas de valores, incluyendo el abandono de sus metas académicas, sociales o laborales anteriores. Lo que es bueno y malo para su futuro dentro de la sociedad cambia, puesto que la realidad del mundo cambia y pierde interés en lo que la sociedad le ofrece.
Ataque a la evaluación del propio ‘yo’, desestabilizando los aspectos más centrales de la persona. Deterioro de la conciencia de sí mismos; el concepto sobre lo que es bueno y nocivo para sí mismo cambia totalmente.
Cambio en la personalidad de los adeptos, con fuertes sentimientos de culpa. Desarrollan gran sentido de culpa, porque únicamente su líder entiende y conoce los pensamientos e intenciones propias; pero constantemente le acusa, con el propósito de intensificar necesidades de superación dentro de la secta, en sus adeptos.
La conciencia social básica queda en el adepto minada. Su percepción de la realidad queda completamente alterada. Desarrollan una visión paranoica del mundo exterior y una desconfianza hacia sí mismos y hacia todos los que no pertenezcan a la secta. Se debe a que están convencidos de que únicamente su líder puede entender y conocer los pensamientos e intenciones del mundo exterior.
El control de las emociones queda en el adepto alterado. Como resultado de la técnica de persuasión coercitiva, que consiste en ‘Negar el Yo’ (Destruir su ego. Es un ejercicio comúnmente enseñado por los líderes sectarios y no se debe confundir con el ‘Mecanismo de Defensa’ llamado ‘Negación’, que utiliza la persona para negar la existencia de un conflicto; rechaza o ignora su realidad al sentirse incapacitado para resolverlo. Es similar al Mecanismo de Defensa, pero la práctica consiste en concientemente negarse satisfacer alguna necesidad.) Desarrollan conflictos emocionales al tratar de reprimir concientemente sus emociones y sentimientos. El sufrimiento se agudiza en ellos, cuando al aceptar humillaciones de su líder o al aceptarle tareas indignantes, voluntariamente se desarman de sus mecanismos de protección, respeto y consideración hacia sus sentimientos y emociones, creyendo que tales necesidades son producto de su egoísmo y tienen que sacrificarlo. El líder sectario les acusa y convence acerca de su profundo egoísmo y por ello tienen que vencerlo.
Los ‘Mecanismos de Defensa’ según los psicoanalístas, quedan alterados. Es lo que realmente ocurre con los adeptos. Los utilizamos normalmente, pero como resultado de la 'autorregulación interna' o del ‘Proceso de Equilibración del constructivismo de Jean Piaget’ y en el caso de los adeptos, cuando se enfrentan a un ‘conflicto cognitivo’ o a una disociación, los‘Mecanismos de Defensa’ ayudan a encontrarle relación y lógica a lo inaceptable. Son reacciones que le permiten al adepto funcionar con normalidad, sin razonar a profundidad, ignorando aquella 'corazonada' o pensamiento subconsciente que le dice que algo realmente está mal. El Mecanismo de Defensa más utilizado por los adeptos es el de la ‘Negación’ y el peligro mayor de esta práctica no es el engaño, sino el grave daño emocional que se ocasionan. Por medio de la autosugestión aprenden a engañarse, ignorando y mostrando aparente indiferencia hacia cualquier dolor emocional. En algunas sectas el líder hace creer a los adeptos que 'tan solo seres muy superiores e iluminados pueden desasociarse totalmente de sus sentimientos, porque su espíritu tiene la capacidad de poder desprenderse del cuerpo y de la persona'. Esas sectas son las más peligrosas, el estado alterado de conciencia tiene la capacidad de suscitar el desarrollo del “Trastorno de Identidad Disociativo”, anteriormente conocido con el nombre de ‘Trastorno de la Personalidad Múltiple’ (El adepto se autosugestiona para en determinados momentos ignorar su propia identidad).
Falsa mejora de autoestima y seguridad; internamente esconde fuertes sensaciones de angustia. El verdadero sentir personal es suprimido. Se da cuando el adepto responde a las exigencias de mostrarse complacido, alegre y entusiasta todo el tiempo (Groenveld, 1999). Por medio de inducción de ideas y pensamientos, a través de técnicas sugestivas, el líder les enseña a autosugestionarse, convenciéndose de que son más felices y de que dentro de la secta todos se aman, a pesar de experimentar frecuentes rechazos, humillaciones y desprecios. El líder les hace creer que el camino que les traza, a través de sus enseñanzas, les transforma en seres superiores en lo intelectual, lo espiritual, emocional y con capacidad de percepción superior al promedio.
Disminución de la flexibilidad mental. Intransigente, cerrado de mente, incapaz de aceptar otros puntos de vista.
Degradación de la inteligencia emocional. Como consecuencia del estado alterado de conciencia se da una disminución en la calidad de las relaciones familiares y extra-grupales. Ocurre una especie de retardo en su inteligencia racional, social y emocional.
Infantilización. Inducción a la dependencia y sensaciones de incertidumbre y duda; falta de autoconfianza. El líder sectario desarrolla en el adepto dependencia extrema hacia él; logra hacerles sentir inseguros de su criterio propio, tras aplicar técnicas coercitivas como el castigo, los gritos, humillaciones e insultos cada vez que toman decisiones o ejercen su criterio propio para resolver cualquier conflicto, sin previamente consultarle el curso de acción que debe seguir.
Cambia la personalidad del adepto con marcadas manifestaciones de miedo, ocasionado por las técnicas coercitivas utilizadas por el líder sectario; especialmente manifestaciones de terror y miedo a la maldición de un castigo. Los aterrorizan con desgracias, catástrofes, maldiciones al traidor, fuertes castigos y humillaciones a quien no cumpla, dude de la sobrenaturalidad, la divinidad, decisiones y buenas intenciones líder y a quien no se adapte a las demandas del grupo.
Surge una personalidad dividida (separación entre la personalidad “sectaria” y la histórica). La persona abandona sus costumbres pasadas; el líder se vale del cambio, para demostrar que el resultado positivo de la conversión observada evidencia la efectividad de su enseñanza
Cambios físicos, incluyendo pérdida de peso, ocasionado por las dietas extremas o los frecuentes ayunos prolongados. El propósito del líder es poderle demostrar al adepto un cambio visual que exponga claramente un cambio positivo como prueba de fe, en combinación con la eliminación de algún vicio y costumbre que demuestre su mejora personal.
Deterioro en la apariencia física, debido a que pierde interés en el mundo social. El líder inculca en el adepto la creencia de que todo lo perteneciente al mundo social está mal, porque son impuros, están contaminados y hay que buscar la manera de reclutarles para salvarlos.
Pérdida de expresión facial natural, de mirada perdida o vacía, mirada evasiva, jovialidad ficticia. (Liberman,1994) El foco de atención cambia, debido a que constantemente deben repetir mentalmente sus oraciones, postulados y/o creencias. Se sienten seguros dentro de su mundo enajenado de la realidad exterior. Desconfían del mundo exterior, descartando e ignorando lo que no puedan explicar bajo sus creencias.
Cambios en sus respuestas emocionales, suelen ser bruscas. Las respuestas del adepto responden a la idea imaginaria que el líder les ha forjado sobre el mundo exterior. No responden a los estímulos ambientales y sociales, según su criterio propio, más bien responden mecánicamente; ya que dirán y harán lo que les sea indicado, ante específicas circunstancias. La ciencia ha demostrado que estos cambios son el resultado también de la alteración que ocasiona la exposición al estrés y a la ansiedad constante sobre el funcionamiento neurofisiológico del cuerpo.
SINDROME DE ESTOCOLMO
Una mañana julio de 1973 dos asaltantes armados con ametralladoras irrumpieron en el Sveriges Kreditbanken, un banco de Estocolmo, Suecia. Aunque al principio el robo parecía consumarse de acuerdo al plan, la rápida acción de la policía llevo a una toma de rehenes que se prolongó por seis días. El secuestro prolongado de los rehenes provocó un cambio impresionante e inesperado en su conducta: Los cuatro rehenes (3 mujeres y 1 hombre) se resistieron a ser rescatados. Cuando terminó el episodio en el banco de Estocolmo, al momento de la liberación, un periodista capturó en una foto el instante en que una de las rehenes y uno de los captores se besaban. Sorprendentemente todos los secuestrados iniciaron una campaña para defender a sus captores, rechazando inclusive testificar en su contra. Otro dato impresionante es el reporte que narra como una de las muchachas llegó a comprometerse con los secuestradores, al haber estado envuelta con la dinamita para amenazar a la policía. Este hecho se convirtió en objeto de estudio para Nils Bejerot, un psicólogo que se dió a la tarea de explicar las razones que motivan a los secuestrados a defender a sus captores y lo bautizó con el nombre de "Síndrome de Estocolmo".
¿Como se desarrolla?
Aunque es una reacción psíquica que pueden desarrollar las personas al quedar aisladas bajo el dominio de un secuestrador, claramente en contra de su voluntad, el adepto manifiesta también la misma reacción psíquica como consecuencia de su aislamiento del resto de la sociedad; sociedad que el líder sectario identifica como corrupta, enferma y peligrosa para el adepto. El líder sectario trastoca el significado de todos los conceptos emocionales, tales como el amor, la compasión, la caridad, etc.. e interpretación sobre del comportamiento de toda aquella persona fuera de su control; consigue que sus adeptos reinterpreten y redefinan todo lo que han conocido y aprendido hasta el momento; logra alterar la interpretación de todos los recuerdos en sus adeptos. El líder juega hábilmente con los sentimientos y emociones de sus adeptos, puesto que sigue el objetivo de convertirse en el centro de control y de satisfacción emocional y psicológica en ellos. De esta manera el adepto desarrolla algo que les lleva más allá de la relación de complicidad con su líder sectario, puesto que terminan por admirarle ciegamente, hasta el punto de la idolatría. Igual a las personas secuestradas, el adepto ayuda a su líder maltratante, así sea un traficante, estafador, asesino, abusador sexual o violador a alcanzar sus fines o a evadir a la justicia. El Síndrome de Estocolmo se presenta cuando la víctima es sometida a gran presión piscológica por parte del secuestrador. La víctima siente que no puede escapar (y de verdad no puede hacerlo sin gran riesgo), se siente aislada del exterior, abandonada por carecer de contacto con todos, debido a que sistemáticamente, dejándose llevar por las creencias inducidas por el líder sectario de que todos sus familiares y amigos son unos ignorantes, les consideran inferiores intelectual, espiritual y moralmente, están perdidos, no son especiales ni privilegiados como ellos y hasta el líder les hace creer que son sus enemigos, por lo que generalmente tienen con estos grandes discusiones y peleas. Si no recibe seguridad del exterior, como consecuencia pueden encontrarla tan solo en su propio líder maltratante. En el momento en que el líder comienza a demostrar cierta bondad, comienza el adepto a ver tan solo el lado bueno de su líder; negando poco a poco el lado que le produce miedo. Como el adepto pierde toda protección de sus familiares y amigos, no le queda otra que no sea la del mismo grupo sectario y su líder maltratante, trata de entender los motivos del líder sectario, buscando su simpatía, ya que manteniéndole contento es más difícil que le haga daño. La manifestación de esta reacción psíquica es fácilmente observada cuando se estudian los casos de las víctimas abusadas sexualmente dentro de las sectas. De acuerdo a Grahm y Rawling, 'la víctima se vuelve hipersusceptible a las necesidades del victimario y se olvida de las suyas, preocupándose porque el victimario esté ocupado en cualquier cosa, excepto pensando en la posibilidad de herirle'. Al negarse a ver el lado violento de quien le tiene atrapado, aislado dentro de los límites de un entorno social, imaginario y psicológico, que podría llegar a ser territorial cuando es un líder sectario y se los lleva a vivir en comuna, o únicamente territorial cuando es un 'secuestrador', la víctima se olvida del peligro que corre, y cada vez se le hace más difícil interpretar la realidad que percibe del mundo exterior, desligada de la interpretación explicada según el razonamiento de su líder; ya que se identifica el adepto, a sí mismo, desde el punto de vista del victimario.
Es más común que una persona que ha sido víctima de algún tipo de abuso severo como el sexual; llegue a experimentar simpatía por el víctimario, podemos decir que este caso se presenta en:
oRehenes
oPrisioneros de Campos de Concentración
oMiembros de una Secta Destructiva
oPrisioneros de Guerra
oProstitutas
oVíctimas de Abuso Sexual
oNiños Maltratados
oMujeres Maltratadas
Nils Bejerot, criminólogo y psicólogo que se dió a la tarea de explicar las razones que motivan a los secuestrados a defender a sus secuestradores le dio el nombre de Síndrome de Estocolmo al estado mental y emocional que desarrolla una persona que es secuestrada o capturada y queda sometida a las demandas de su captor por un período determinado de tiempo. Cuando ocurrió el robo y durante el secuestro, Nils Bejerot se encontraba colaborado como profesional con la policía y durante una entrevista, en una emisora de noticias, se refirió a la conducta de los rehenes con el nombre del síndrome. El término fue entonces adoptado por muchos psicólogos en todo el mundo. Como resultado de las investigaciones que pudo realizar, Nils Bejerot llegó a la conclusión de que existen cuatro motivos ante los cuales puede presentarse el Síndrome de Estocolmo:
oSi el rehén siente una amenaza física o psicológica por sobrevivir, y que só lo el secuestrador puede quitar tal amenaza
oSi el rehén siente algo de compasión por parte del secuestrador
oAislamiento de perspectivas aparte de las del secuestrado
oSi el rehén siente que no hay posibilidad de escape
TRASTORNOS DISOCIATIVOS
Según el DSM-IV, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Desórdenes Mentales, los Trastornos Disociativos (tan comúnmente observados en los adeptos que han desarrollado el Síndrome de Adoctrinamiento Sectario) resultan de la alteración de las funciones integradoras de la conciencia, la identidad, la memoria y la percepción del entorno (con síntomas como la pérdida de memoria de eventos traumáticos, sensación de distanciamiento de los propios procesos mentales y del propio cuerpo, hasta el control del comportamiento por varios estados de personalidad sucesivos). Esta alteración puede ser repentina o gradual, transitoria o crónica. En estados extremos, el 'delirio', la ilusión o idea delirante que desarrollan estas personas puede inclusive llevarles a creer que otro ser o entidad les controla y se identifican entonces con otro nombre (seres iluminados o posesiones, etc.).
Sabemos que cualquier experiencia real o ficticia, inducida por medio de sugestiones o autosugestiones, puede ser impactante o traumática; no necesita ser cierta para no olvidarla e impactarnos fuertemente, siempre que nuestra mente consciente la asimile, incorpore y acepte como experiencia real. Según nuestra experiencia atendiendo adeptos, al desarrollar éstos percepciones alteradas sobre el mundo social, igualmente desarrollaron en cadena, miedos hacia amenazas irreales y reacciones de ansiedad que se desencadenaron posteriormente en el desarrollo de la ‘fobia social’, porque su constante rechazo y menosprecio hacia el mundo exterior les llevó a desarrollar grandes conflictos, que terminaron por transformar su visión sobre éste en la de uno totalmente amenazante. Como consecuencia, sin darse cuenta, la persona desarrolla un 'estado alterado de consciencia'. El estado alterado de consciencia es una característica destacada que se da en las personas que desarrollan el ‘Síndrome de Adoctrinamiento Sectario’. La persona provoca un desbalance mental, al controlar sus procesos de pensamiento, tratando de rechazar los pensamientos lógicos que le ayudan a interpretar la realidad del mundo exterior, según la percepción de sus sentidos. Su esfuerzo por rechazar inicialmente y luego por bloquear la función de su capacidad de razonamiento le lleva a desarrollar una auto-conciencia de sí mismo y conciencia social completamente alterada.
Imagínese qué pasaría si usted se convence de que para poder superar cualquier problema en la vida tiene que rechazar todo pensamiento que le lleve a cuestionar lo que sea contradictorio a lo que su guía personal y espiritual le dice sobre sus amigos, familiares, sobre el mundo visible y el invisible. Estaría analizándolo todo a través de la mente de su guía y se arriesgaría a desarrollar un posible delirio, si lo toma demasiado serio, si rechaza toda posibilidad o duda, por temer un grave error o peligro. En otras palabras estas personas aprenden a vivir dentro de un mundo de fantasía que resulta ser en la mayor de las ocasiones aterrador. Rechazan la realidad para sumergirse a vivir dentro de un mundo utópico. Desarrollan un verdadero delirio y toda su conducta y reacción responderá a su fantasía mental. Esto es lo que sucede con los adeptos que desarrollan el “Síndrome de Adoctrinamiento Sectario”. La persona comienza a engañar su mente, al desasociarla de la realidad exterior. Para mantenerse en un estado completamente disociativo de la realidad; para ello acuden siempre al enajenamiento social. Su ambiente controla lo que ven y escuchan. Todo material impreso o digital que pudan leer y lo que ven o escuchan por cualquier medio de comunicación tiene que estar autorizado por sus líderes sectarios. La información controlada mantiene viva su ilusión. Aprenden a sobrevivir, adaptándose a ese nuevo ambiente cargado de demandas altamente hostiles. Sin embargo, tenemos que tener cuidado con los síntomas dependientes de la cultura, puesto que la despersonalización y desrealización inducidas de forma voluntaria forman parte de las prácticas de meditación y de trance existentes en muchas religiones y culturas, y no deben confundirse con el trastorno de despersonalización. Por otro lado, no debe dejar de considerarse el que algunas prácticas y ejercicios mentales podrían ser muy peligrosas, puesto que podrían producir episodios de despersonalización, los cuales pueden ser muy breves, unos cuantos segundos o muy persistentes, durar inclusive por años. Los adeptos en las sectas son expuestos a un estilo de vida altamente estresante y de sometimiento esclavizante, que les pone a riesgo de frecuentes crímenes en contra su dignidad, tales como abuso sexual, fuertes humillaciones y castigos capaces de generar graves traumas en el individuo. Surge el trastorno de la despersonalización en respuesta y como consecuencia a acontecimientos que ponen en peligro la vida del individuo, como los que podrían experimentarse dentro de un ambiente sectario. El episodio de despersonalización podría aparecer de manera repentina durante la situación traumática. El curso del trastorno es a veces crónico, aunque marcado por remisiones y exacerbaciones. En la mayoría de las ocasiones las exacerbaciones están relacionadas con acontecimientos estresantes reales o subjetivos.
Como consecuencia de la técnica de Persuasión Coercitiva, de Reforma de Pensamiento o de Lavado de Cerebro, se va generando en el adepto una nueva personalidad que entra en competencia con su personalidad anterior. El hecho de que ambas personalidades convivan en un mismo individuo provoca el que familiares y amigos del adepto se sorprendan por la nueva e inexplicable transformación en la manera de comportarse el adepto. La transformación suele ser muy marcada al punto de parecer otra persona, un extraño en algunas situaciones y en otros momentos “es la misma persona de siempre”.
El trastorno disociativo es frecuentemente diagnosticado en adeptos y ex-adeptos de las sectas destructivas. El mismo describe la convivencia de dos personalidades en un mismo individuo, la que tenía el individuo antes de entrar en el grupo y la personalidad desarrollada después de entrar al grupo sectario, la cual se desarrolla como resultado del sometimiento a las técnicas de manipulación psicológica.
En el individuo se va desarrollando lo que se conoce como la instauración definitiva de la dependencia, lo que se conoce con el nombre de secta dependencia, pero es una dependencia inducida por el líder, a través de múltiples 'técnicas de persuasión coercitiva', tales como la ‘presión grupal’, el desarrollo de ‘estados alterados de consciencia’ y la ‘indefensión aprendida’. Es el mismo tipo de dependencia que desarrollan las víctimas de violencia doméstica hacia su victimario.
Quien ha tenido la experiencia de haber participado de una secta sabe que el ambiente social dentro de ella es altamente hostil. La hostilidad no produce relajación alguna, ni alivia en lo absoluto el estrés; más bien lo genera. Estudios científicos han demostrado que la activación excesiva de neuroendocrinas, las que se encuentran en el axis o eje hipotálamo-pituitario–adrenal (HPA), el locus ceruleus y en el sistema límbico, se mantienen estables en los individuos que gozan de un ambiente social protegido. En estas personas los efectos del estrés en general son menores, especialmente el estrés de origen social. Lo contrario ocurre en las personas expuestas a ambientes hostiles.
Debido a que las hormonas que activan el estrés se encuentran en el cerebro reptil o primitivo, los animales y reptiles también pueden sufrir de altos niveles de estrés. Un estudio dirigido por el Dr. Svante Winberg, biólogo del Departamento de Fisiología Comparativa de la Universidad Uppsala de Suecia, demostró que los peces que eran sometidos a amenazas constantes de otros peces más fuertes y dominantes, registraban una activación excesiva de las neuroendocrinas del eje HPA, debido a que aumentaban los niveles de las hormonas que generaban en ellos el estrés (Winberg S, Øverli Ø, Lepage O (2001). Estudios científicos señalan que el modelo utilizado para este estudio, el de "Derrota Social" guarda un fuerte paralelo con los seres humanos que sufren del rechazo y de la burla (del "bullying") dentro de un grupo, al ser estos los subordinados.
Otro estudio realizado también en el año 2001, por Kaj Bjorkqvist, profesor de la Universidad de Turku, en Finlandia y Presidente de la Sociedad Internacional para la Investigación sobre la Agresión, encontró que los seres humanos que tienen que lidiar con ambientes hostiles, en los que peligran sus posesiones, dinero, carecen y tienen que luchar por una posición social de prestigio dentro de un grupo, y otras carencias, suelen experimentar lo mismo que experimentan quienes fueron maltratados dentro de una secta, síntomas como baja autoestima (debido al maltrato del grupo), sentimientos de depresión (por falta de reconocimiento a sus esfuerzos), retraimiento o aislamiento social, la ansiedad (debido a un entorno amenazador) , e inclusive una gran cantidad de efectos fisiológicamente medibles, tales como un notable incremento en sus niveles de corticosterona, y un cambio notable en la activación simpática dentro del sistema nervioso autónomo.
La subordinación por "derrota social" provoca estrés crónico tanto en animales como en seres humanos. La 'derrota social' tiene la capacidad de provocar cambios significativos en el comportamiento, en el funcionamiento del cerebro, en la fisiología, cambios en los neurotransmisores y en la liberación de hormonales, y por lo tanto, termina afectando la salud.
Estudios científicos realizados tanto en animales y como en seres humanos han demostrado que el entorno social tiene el potencial de generar altos niveles de estrés. Este hecho parece ser especialmente cierto en el caso del estrés social, como el que puede provocar lo que hemos explicado anteriormente sobre la "derrota social". (Bjorkqvist, K (2001). Las personas quedan mentalmente atrapadas en las sectas, pero no se quedan en ellas o cuando salen buscan otra como resultado de una adicción hacia algo placentero, ya sea por gusto o complacencia, sino como consecuencia de la culpa y de la 'disonancia cognoscitiva' (desarmonía interna al no ser consistente con lo que creen que deben hacer) que sienten, al seguir creyendo en la doctrina aprendida, aún cuando salieron de la secta, y al no cumplir con las órdenes que aún no desestiman. Estando dentro de una secta se asimilan órdenes tales como no abandonar el grupo, tengo que ser fiel y obediente, y no puedo fallar en la fe. Las órdenes asimiladas estando en la secta seguirán controlándoles a menos de que las identifiquen y analicen conscientemente para desautorizarlas y descartarlas. De no hacerlo, estas órdenes seguirán controlándoles, aún así hayan salido de las secta.
Las víctimas de maltrato dentro de las sectas destructivas sufren muchísimo, porque quedan desarmadas de sus destrezas sociales e inseguras de sus capacidad para tomar decisiones independientes inteligentes, cuando quedan totalmente persuadidas de que únicamente pueden confiar en su líder, quien desea su bien y sabe qué es lo más que les conviene. Para evitar castigos, fracaso y error, todo debe ser dirigido y aprobado por él, su autoridad. La dependencia que desarrolla la víctima de maltrato dentro de una secta destructiva responde totalmente a su necesidad de evitar el dolor de los castigos, el menosprecio, las humillaciones o la vergüenza de una expulsión; y no como resultado de adicción alguna al placer de pertenencer a un grupo poderoso. Las sectas generan ansiedad, terror, culpa y mucho sufrimiento; para nada ofrecen alicientes que alivien el dolor humano, en todo caso lo intensifican para poder controlar a la persona. Es miedo y terror al grupo, lo que realmente les controla. El placer de satisfacer profundas necesidades de poder es lo que exactamente experimenta cualquier megalómano líder sectario. Sin embargo, aunque