El trastorno bipolar está causado por una disfunción en los mecanismos del sistema límbico, el llamado “cerebro emocional”, que es el que regula las emociones y consigue que sean estables, regulables y coherentes con lo que nos sucede.
En el caso del trastorno bipolar, las emociones fluctúan de un modo autónomo, sin obedecer a causa ninguna. Puede ser una enfermedad grave con episodios de importancia y a veces requiere ingreso; es crónica, se padece por vida, y no es curable…
Lo que no quiere decir que no sea tratable, y en la actualidad los tratamientos permiten que la mayoría de personas puedan llevar una vida relativamente normal, ser funcionales y conseguir los éxitos que se habían trazado.
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Sufrir de insomnio o simplemente no estar durmiendo la cantidad suficiente de horas tiene efectos inmediatos en nuestro cuerpo al día siguiente. Ahora también se conoce que esta falta de sueño, especialmente la provocada por los jet lag -molestias por los desfases horarios cuando se viaja- pueden causar problemas de salud mental. El profesor Richard A Friedman, del Colegio Médico de Cornell explica en el New York Times que los profesionales médicos saben desde hace tiempo que un correcto sueño y conseguir la dosis diaria de luz solar adecuada provoca un impacto positivo en el estado de ánimo de una persona. La evidencia más reciente muestra que viajar a través de zonas horarias y tener nuestro ritmo circadiano (reloj interno del cuerpo) fuera de equilibrio, pueden inducir a problemas específicos de salud mental más allá del insomnio propio del jet lag.
Citando un estudio de la década de 1980, Friedman dice que también influye el sentido de la marcha cuando se viaja por el mundo ya que se ha demostrado que los pacientes con trastorno bipolar que viajaron hacia el oeste en general tuvieron una mayor incidencia de la manía, mientras que aquellos que viajan al este tienen una mayor incidencia de depresión. Esto está tan reconocido que hay incluso un hospital psiquiátrico situado cerca de Heathrow en Londres, conocido para el tratamiento de los viajeros con trastorno bipolar o esquizofrenia ya que se han detectado casos de estos pacientes “vagando sin rumbo” a través de las terminales del aeropuerto.
La idea de que se pueda manipular el sueño para el tratamiento de la enfermedad mental también ha existido desde hace muchos años. A finales de 1960, un psiquiatra alemán oyó hablar de una mujer en Tubinga que fue hospitalizada por depresión y afirmó que ella mantenía sus síntomas bajo control mediante la adopción de paseos todas las noches en bicicleta. Posteriormente se demostró en un grupo de pacientes deprimidos que una noche de privación de sueño completo producía una mejora inmediata y significativa en el estado de ánimo del 60% del grupo. Pero, ¿por qué esto ocurre si precisamente el sueño es algo deseable y que reconforta al cuerpo? Una teoría es que las personas deprimidas tienen algún problema con su ritmo circadiano y la liberación de la melatonina -una hormona que regula el sueño-.
Aunque no se tengan problemas mentales el ritmo circadiano puede causar problemas cuando se produce el jet lag al estar fuertemente influenciado por la luz solar. Cuando se cruza rápidamente varias zonas horarias, el ritmo circadiano de una persona se mantiene atrapado en la ciudad que ha dejado atrás. En un viaje Nueva York-Madrid al llegar a la capital española el cerebro aún está conectado con la ciudad de Nueva York y es lo que produce los síntomas desagradables del jet lag: fatiga, malestar general, falta de concentración y cambios de humor. Si se llega a primera hora cuando en Estados Unidos aún sería de noche, lo mejor es cerrar las persianas, ponerse gafas de sol oscuras y tratar de descansar unas horas hasta mediodía para ir acostumbrando paulatinamente el cuerpo al cambio horario. El reloj del cerebro no sólo toma las señales de la luz, pero sí le influye la hormona melatonina. Cada noche, alrededor de dos a tres horas antes de irse a dormir, el cerebro comienza a secretar melatonina en respuesta a la oscuridad. De hecho tomar suplementos de melatonina por la noche hace avanzar el reloj interno lo que ayuda a conciliar el sueño antes, lo que ayudaría también a superar el jet lag.
Investigadores han desarrollado una forma limitada de privación del sueño que se ha demostrado eficaz en pacientes con trastorno bipolar y depresión mayor. Se trata de desplazar el reloj circadiano a un estado anterior y así realinear los ciclos de sueño con otros ritmos circadianos con cambios en los niveles de la temperatura corporal y la hormona del estrés cortisol, que están también en desequilibrio en los pacientes con depresión. Los estudios demuestran que es posible hacer que esta terapia sea más eficaz mediante la incorporación de dos intervenciones adicionales: terapia de luz por la mañana temprano y lo que se llama avance de fase del sueño, en el que el paciente se va a la cama alrededor de cinco a seis horas antes de lo habitual. Esta combinación de tratamientos se llama cronoterapia.
En un estudio de 60 pacientes hospitalizados con depresión bipolar que estaban tomando antidepresivos o litio, el 70% de los que no tenían antecedentes de resistencia a los medicamentos mejoró rápidamente con la privación del sueño y la terapia de luz por la mañana. El 44% de los pacientes que no habían respondido a por lo menos un ensayo de antidepresivos también mejoró. En otro estudio, los investigadores combinaron cronoterapia con la medicación psicotrópica y encontraron que los pacientes depresivos mejoraron en 48 horas – mucho más rápido que con los antidepresivos, que suelen necesitar de cuatro a seis semanas para hacer efecto. Un segundo estudio se realizó con 75 pacientes deprimidos que estaban tomando un antidepresivo y que recibieron también cronoterapia o ejercicio físico diario. El 62% de los pacientes mejoraron al final de 29 semanas en el grupo de cronoterapia en comparación con sólo el 38% a los que se les asignó hacer ejercicio. Si aún no está extendida la cronoterapia es porque de momento aún no se han realizado los suficientes estudios que garanticen su eficacia pero problemas cotidianos como el jet lag y el insomnio se pueden aliviar simplemente alineando mejor los ritmos circadianos del cuerpo con el mundo que nos rodea.