Hoy en día, la esquizofrenia es una enfermedad crónica porque no podemos curarla. Lo que sí sabemos es tratar determinados síntomas, para que la persona pueda desenvolverse sin grandes dificultades y tenga una calidad de vida aceptable.
Se ha demostrado que lo más eficaz es combinar el tratamiento farmacológico con la rehabilitación psicosocial (psicoterapia, apoyo social, grupos terapéuticos, rehabilitación de habilidades perdidas u olvidadas, potenciar las capacidades que no han sido tocadas por la enfermedad).
Se ha encontrado que, en las personas con esquizofrenia están alterados algunos neurotransmisores. Es frecuente que haya un exceso de dopamina. La dopamina está relacionada con el movimiento, las emociones y los sentimientos de placer. Forma parte de un sistema cerebral que juega un papel fundamental en la regulación de la vida emocional. Además la dopamina pertenece a la familia de la adrenalina, por lo que también está muy relacionada con el estrés y la alerta.
Sabemos que el exceso de dopamina está relacionado con los síntomas positivos de la esquizofrenia (alucinaciones, delirios, trastornos del pensamiento). Los Antipsicóticos actúan sobre los neurotransmisores. Uno de sus efectos es disminuir el nivel de dopamina en el cerebro. El déficit de dopamina aparece en la enfermedad de Parkinson; por eso a veces los fármacos que se usan para disminuir la dopamina en la esquizofrenia provocan como efecto secundario la aparición de temblores. Estos temblores se corrigen con los mismos fármacos que se usan en el Parkinson; por ese motivo se llaman antiparkinsonianos o correctores.
Farmacos
Los fármacos que pueden pautarse para el tratamiento de la esquizofrenia son:
1.Antipsicóticos
2.Correctores o antiparkinsonianos
3.Antidepresivos
4.Estabilizadores del humor
5.Ansiolíticos e hipnóticos
Administración de la Medicación
Cada fármaco presenta una serie de ventajas e inconvenientes. No hay una fórmula mágica, sino que depende de cada persona. A veces es cuestión de meses y otras de años dar con el fármaco o fármacos óptimos para un paciente. Además, cada fase de la enfermedad requiere un abordaje distinto: no es lo mismo compensar la enfermedad después del primer brote que mantener esa compensación después de años sin tener una crisis. Así, es fundamental conseguir que el psiquiatra revise la medicación de manera periódica, para que éste valore si debe continuar con el mismo tratamiento y dosis.
Las decisiones sobre la medicación debe tomarlas siempre el psiquiatra, nunca el usuario, la familia u otros profesionales.
Hay casos en los que el psiquiatra puede prescribir una retirada gradual de la medicación, aunque lo habitual es que el tratamiento se prolongue durante años e incluso toda la vida para prevenir recaídas. El hecho de tomar medicación toda la vida, no significa tener que soportar los mismos efectos secundarios. Con el tiempo, el manejo de éstos será mejor. Al disminuir la dosis, disminuirá también la sedación.
Cuando no hay adherencia al tratamiento (el paciente no quiere tomar la medicación) se usan los medicamentos de acción prolongada. Se administran por vía intramuscular (inyecciones) con una periodicidad que oscila entre dos y seis semanas. En España se comercializan Modecate, Lonserén, Cisordinol, Clopixol y Risperdal Constant.
Efectos Secundarios de los Farmacos
Los efectos secundarios son muy desagradables, y no podemos negar su importancia. Cuando sean demasiado molestos o persistentes, hay que consultar con el psiquiatra un posible cambio de dosis o medicación. Más adelante veremos estrategias para manejarlos. Además, no hay que olvidar que los beneficios de tomar la medicación son mayores que las desventajas.
Para saber si se trata de un efecto secundario, el usuario puede hacerse las siguientes preguntas:
1) ¿Lo que me pasa aparece en la lista de posibles efectos secundarios de mi medicación?
2) ¿Me tomo la medicación regularmente y en las dosis que me han recetado?
3) ¿Me pasaba antes de empezar a tomar esta medicación?
4) ¿Se puede explicar por alguna otra causa?
Posibles Estrategias para Combatirlos
1.Contra los mareos: levantarnos despacio al estar acostados o agachados
2.Contra la sequedad de boca: beber mucho líquido, tomar caramelos y chicles sin azúcar
3.Contra el estreñimiento: dieta rica en fibra, zumo de naranja.
4.Contra la fotosensibilidad: gafas de sol
5.Contra el nerviosismo o acatisia: ejercicio físico moderado, tila, valeriana, baños calientes.
6.Aumento de peso: vigilar la dieta, ejercicio físico
7.Contra la rigidez, los espasmos musculares el giro de los ojos, consultar al médico: la solución es tomar antiparkinsonianos
Independencia en la Toma de la Medicación
A menudo, recibir el diagnóstico de la esquizofrenia, pasar por una crisis, convivir con los síntomas y con los efectos secundarios de la medicación disminuye sensiblemente la autonomía de la persona. Un paso para recuperarla es responsabilizarse del tratamiento. Ser autónomo en el cuidado de la salud es necesario para una futura independencia: la familia no va a estar siempre.
El afectado es quien mejor conoce sus síntomas y efectos secundarios. El tratamiento se optimizará si es él quien acude a las citas con el psiquiatra.
Posibles dificultades
La persona no reconoce tener ninguna enfermedad. En estos casos, a veces no queda más remedio que esperar a que la persona tenga una crisis y, a raíz de un ingreso hospitalario, comience a tomar la medicación y aumente su conciencia de enfermedad.
Se encuentra mejor y quiere dejar de tomarla. Hay que resaltar que se encuentra mejor gracias, entre otras cosas, a la medicación. Si deja de tomarla volverá a estar peor. A veces, al dejarla unos días, se sienten mejor. Esto ocurre porque el fármaco sigue actuando en el organismo durante unos días y produce efectos positivos, pero su poder es menor por lo que se atenúan los negativos.
La persona se nota enlentecida, atontada, adormecida y lo achaca a la medicación. Si bien puede ser un efecto secundario de la medicación, también puede estar relacionado con otros factores, como la sintomatología negativa de la esquizofrenia o sintomatología depresiva, que hay que tener en cuenta.
Hay personas que piensan: “soy un enfermo que tomará medicación toda su vida.” “No valgo para nada”. Tenemos que entender su malestar y hacerles ver que hay muchas otras personas con enfermedades crónicas que necesitan un tratamiento permanente, y que eso no invalida a nadie como persona ni le hace peor.
Cuando la persona se niega a tomar la medicación, podemos empezar negociando con ella la medicación depot (inyecciones cada dos o tres semanas).
Escuchemos sus razones para no tomarla. Tratemos de ponernos en su lugar antes de rebatirlas. Es más eficaz convencerle mediante la información y la comprensión que tratar de obligarle. Es positivo relacionar la medicación con sus mejorías
Los familiares y profesionales deben mostrar una actitud acorde con la que quieren promover en el paciente. Algunos verbalizan su desagrado hacia la medicación; otros no lo dicen pero lo piensan, y el paciente capta ese rechazo.
Consultar con el psiquiatra cuantas veces sean necesarias y presentarle nuestras dudas. Hemos dicho que no hay una receta mágica, el médico necesita la información de los familiares y el paciente para ajustar el tratamiento.
Si es necesario, utilizar pastilleros o recordatorios. Puede elaborarse un cuadro con todos los días del mes.
Prever cuándo va a terminarse la medicación, así como las dosis necesarias para las vacaciones.
Si se olvida por ejemplo la pastilla del desayuno, no debe tomar el doble de dosis en la comida.
Fuente: amafe.org/que-es-la-esquizo...