Si comemos normalmente van a aumentar descontroladamente todos esos elementos (potasio, fósforo, sodio) que nos perjudican ya que se acumulan en nuestro cuerpo al no funcionar los riñones que son los encargados de eliminarlos.
Si no comemos lo suficiente y de una forma variada nuestros parámetros analíticos estarán más correctos pero nuestro estado nutricional empeorará así como nuestra calidad de vida, estaremos más cansados, seremos más proclives a infecciones al tener bajas las defensas y nuestro cuerpo se deteriorará antes.
Entendido este concepto, lo que hay que intentar es conseguir un equilibrio en nuestra ingesta de todos esos elementos dañinos para nosotros, es decir, si en la cena del día de la sesión se ingiere una comida con mucho contenido en sal, fósforo, o en potasio, deberemos restringir los alimentos que los contengan en las comidas del día siguiente, siempre empezando de cero después de cada sesión de hemodiálisis.
Esto es extensible también a la ingesta de líquidos.