La causa exacta no se conoce con total seguridad, pero sí los mecanismos de la enfermedad. Se trata de una afección autoinmune, en la que los linfocitos T (un tipo de glóbulos blancos) atacan la piel sana como si trataran de combatir una infección o curar una herida.
Las células de la piel suelen tardar alrededor de un mes en llegar a la superficie, donde luego mueren y se recambian. La psoriasis hace que los linfocitos T ataquen la piel sana, y provoca que las células de la piel lleguen a la superficie en unos pocos días en lugar de un mes. La piel muerta no se puede eliminar con la rapidez suficiente y se acumula en la superficie en forma de manchas gruesas y rojas.
A continuación citamos algunos de los factores de riesgo que pueden aumentar las probabilidades de sufrir brotes de psoriasis:
Infecciones. La faringitis estreptocócica, los resfriados y otras enfermedades infecciosas provocan respuesta del sistema inmunológico, lo que aumenta las probabilidades de un brote de psoriasis.
Obesidad. Las placas características de distintos tipos de psoriasis suelen aparecer en los pliegues de la piel.
Algunos medicamentos. Se ha demostrado que el litio, los betabloqueadores para la presión arterial elevada y los medicamentos para la prevención de la malaria aumentan el riesgo de desarrollar psoriasis.
Estrés. Un nivel de estrés alto puede afectar el sistema inmunológico y empeorar los síntomas de la psoriasis.
Irritaciones de la piel. Los cortes, los arañazos, las quemaduras solares, las erupciones y otras irritaciones que afectan la piel pueden aumentar las probabilidades de un brote de psoriasis.
Clima frío. En invierno, por lo general, los niños pasan más tiempo dentro de casa y toman menos el sol. La exposición moderada a la luz solar puede ayudar a mejorar la psoriasis.
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